sábado, 10 de enero de 2015
Vídeo de la presentación de Inspirarte
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jueves, 8 de enero de 2015
Inspirarte
Francisco Tobajas Gallego
En
un Salón Multiusos del Ayuntamiento de Calatayud a rebosar, se presentó el
pasado 19 de diciembre el último libro editado por el Centro de Estudios
Bilbilitanos en este año 2014. Se trata de un libro de poemas, debidos a
Mariano Ramos Ruiz, con ilustraciones de José Javier Ibáñez Pablo, José Luis
Llorente Nuño, José Antonio Morte Narvión, Manuel Ruiz Martín y Yolanda Tello
Guajardo, todos ellos miembros de Amibil. El autor, Mariano Ramos, estuvo
acompañado por el alcalde de Calatayud, José Manuel Aranda, el presidente y el
vicepresidente del Centro de Estudios Bilbilitanos, Manuel Micheto y José Ramón
Olalla, respectivamente, y la directora de Amibil, Lucrecia Jurado López. Tanto
el alcalde de Calatayud como la directora de Amibil, agradecieron la labor
cultural que lleva a cabo el Centro de Estudios Bilbilitanos.
Yolanda Gimeno
leyó el cuento de Lucía, una chica discapacitada que vive en Zaragoza, original
de Mariano Ramos, que quedó finalista en un certamen de relatos Ana Orantes. En
él Mariano escribe de una chica que trabaja y que se llama Lucía, que aspira a que
la sociedad sea más generosa, más humana y todavía más justa de lo que es con
las personas discapacitadas. Lucía también desea ser apoyada por los gobiernos
y sentirse querida. Lucía pide, ante todo, ser una persona con una vida digna y
autónoma, tener voz en la sociedad en la que vive y aportar su trabajo y sus
ideas. Además, Lucía reivindica el mismo trato que merecen todas las personas.
José Ramón
Olalla señaló que el Centro de Estudios Bilbilitanos tenía como norma la
publicación de investigaciones o de creaciones artísticas relacionadas con el
ayer, el hoy y el mañana de Calatayud y de su entorno. El libro que se
presentaba no constituía una excepción en su línea editorial, sino que se
atenía estrictamente a la norma establecida por la institución. «La trayectoria
de Amibil y de las personas que construyen con su esfuerzo esa asociación, son
parte importante del pasado reciente de esta ciudad; su día a día nos incumbe a
todos, y su futuro compromete a los bilbilitanos en la búsqueda de una sociedad
igualitaria en la que convivimos Lucía, Mariano y todas las Lucías y todos los
Marianos a los que representan, que no son las personas con discapacidad, sino
las que creemos en su razón y en su fuerza». Tanto Mariano como Lucía, como el
resto de los ilustradores que han recreado el mundo de Goya en sus Caprichos, anhelan «una sociedad más
generosa, más humana y, sobretodo, más justa, y es la Justicia, que no la
generosidad, la que hace posible este libro», junto al esfuerzo, los derechos,
el amor, el cariño y la reivindicación.
Escribiendo
este prólogo, José Ramón Olalla se sentía muy Mariano y muy Lucía, aún sin
conocerla, pues compartía con ellos «reivindicaciones e ilusiones» y aun la
idea de que «todos somos discapacitados en algún momento de la vida o, lo que
es lo mismo, todos estamos capacitados para vivirla».
Por su parte
el autor confesó que escribía poesía desde muy joven, cuando en las clases le
costaba seguir el ritmo del resto de los alumnos. Entonces se refugiaba en la
poesía, en las palabras. Como no iba a ser de otra manera, el poeta canta en
este libro a la vida, con serenidad y franqueza, a la amistad, que siempre da
sin recibir nada a cambio, a la libertad, «quiero ser libre como el viento», a
la belleza y al amor «quiero sentir y sembrar el amor más absoluto, / y no
puedo». El poeta escribe en uno de los versos de este libro que «El cariño es
afecto y el afecto es amor», amor que guarda mil caras y mil aristas, que el
poeta señala y diferencia a cada una de ellas con un adjetivo que complementa a
ese amor total. Libre, impetuoso, armonioso, brillante, indomable, lúgubre,
insólito, claro, expresivo, agradable, insólito y paciente «como la verdad».
En otro poema,
el poeta proclama la victoria del amor, tras una lucha feroz, con uñas y
dientes: «Es hermoso como la paloma/ que vuela,/ tan grande como la luz/ y tan
verdadero/ como la vida./ Lucha por él,/ vive por él/ no dejes que te lo
arranquen./ Que siempre venza el amor». El amor renace como los campos en
primavera. El amor es amargo, claro, refrescante, fructífero, bello, glorioso y
puede quemar «como el fuego». Pero también puede ser una bola en llamas, una
bola de nieve que corre por la ladera, cada vez más grande, más blanca y más
desafiante. «Amor, amor/ que surca los cielos sembrando más amor,/ más
justicia,/ más humanidad». Todos somos capaces de dar amor, de ofrecer nuestro
tiempo y compartir nuestra pasión. El poeta canta con voz de caminante para que
«el camino de la vida sea largo como un árbol florecido», para andar por él con
amigos, con ilusión y sin demasiadas tristezas, y para que «el amor florezca
como las amapolas en primavera/ e iluminemos los corazones con paz y amor».
Para el poeta
la vida unas veces es hermosa y otras triste, pero frente al plegamiento y a la
resignación, el poeta nos pide que la llenemos «de alegría/ con claridad, con
amor, con esperanza». Siempre confianza y solidaridad. «No dejes que arranquen
de ella/ tus pensamientos más puros:/ demos consuelo al afligido,/ ternura al
que llora,/ amor al cansado».
El poeta
también se siente un barquero cansado de remar a través de las aguas profundas
y verdosas de un lago donde se reflejan los cielos de los días tristes y grises.
Pero el poeta se aferra a la vida, como ocurre con los árboles en otoño, «que
se aferran las raíces a la tierra/ para que el otoño no me arranque/ ni me deje
desnudo:/ con nada vengo y sin nada me iré», sintiendo entonces «una sensación
de verso y poesía».
El poeta
también canta a su gente, a Amibil, donde ha encontrado amor, amistad, dulzura,
solidaridad, respeto, amabilidad «y preocupación por el prójimo», sin
imposiciones y sin barreras de ningún tipo. «Un fuerte sentimiento de creer en
las personas,/ sobre todo en las más vulnerables». Una palpable «Demostración
de la resistencia de la fragilidad:/ sacar la fuerza,/ de la alegría/ y un
fuerte abrazo de unión,/ un luchar sin rendición:/ constancia,/ y el más puro
sentimiento de superación/ y de corazón».
La Asociación
de Minusválidos Bílbilis se constituyó allá por 1994, con el objetivo de
mejorar la calidad de vida de sus asociados. Desde entonces es toda una
realidad, en la que encontramos la pasión necesaria, la dedicación precisa y la
generosidad más humana y desinteresada de unos padres que luchan y trabajan,
convencidos de que están construyendo un mejor presente y un futuro todavía
mejor para todas las personas discapacitadas.
Tras la
lectura de algunos de los poemas del libro por el mismo autor, los ilustradores
que han colaborado en este libro subieron al estrado, donde recibieron los
aplausos y las felicitaciones de todos los asistentes. Una tarde de invierno
convertida por la magia de las palabras y de los sentimientos en tarde de
primavera. Como bien dice el poeta, que siempre venza el amor.
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