jueves, 8 de enero de 2015

Inspirarte

Francisco Tobajas Gallego

            En un Salón Multiusos del Ayuntamiento de Calatayud a rebosar, se presentó el pasado 19 de diciembre el último libro editado por el Centro de Estudios Bilbilitanos en este año 2014. Se trata de un libro de poemas, debidos a Mariano Ramos Ruiz, con ilustraciones de José Javier Ibáñez Pablo, José Luis Llorente Nuño, José Antonio Morte Narvión, Manuel Ruiz Martín y Yolanda Tello Guajardo, todos ellos miembros de Amibil. El autor, Mariano Ramos, estuvo acompañado por el alcalde de Calatayud, José Manuel Aranda, el presidente y el vicepresidente del Centro de Estudios Bilbilitanos, Manuel Micheto y José Ramón Olalla, respectivamente, y la directora de Amibil, Lucrecia Jurado López. Tanto el alcalde de Calatayud como la directora de Amibil, agradecieron la labor cultural que lleva a cabo el Centro de Estudios Bilbilitanos.
Yolanda Gimeno leyó el cuento de Lucía, una chica discapacitada que vive en Zaragoza, original de Mariano Ramos, que quedó finalista en un certamen de relatos Ana Orantes. En él Mariano escribe de una chica que trabaja y que se llama Lucía, que aspira a que la sociedad sea más generosa, más humana y todavía más justa de lo que es con las personas discapacitadas. Lucía también desea ser apoyada por los gobiernos y sentirse querida. Lucía pide, ante todo, ser una persona con una vida digna y autónoma, tener voz en la sociedad en la que vive y aportar su trabajo y sus ideas. Además, Lucía reivindica el mismo trato que merecen todas las personas.



José Ramón Olalla señaló que el Centro de Estudios Bilbilitanos tenía como norma la publicación de investigaciones o de creaciones artísticas relacionadas con el ayer, el hoy y el mañana de Calatayud y de su entorno. El libro que se presentaba no constituía una excepción en su línea editorial, sino que se atenía estrictamente a la norma establecida por la institución. «La trayectoria de Amibil y de las personas que construyen con su esfuerzo esa asociación, son parte importante del pasado reciente de esta ciudad; su día a día nos incumbe a todos, y su futuro compromete a los bilbilitanos en la búsqueda de una sociedad igualitaria en la que convivimos Lucía, Mariano y todas las Lucías y todos los Marianos a los que representan, que no son las personas con discapacidad, sino las que creemos en su razón y en su fuerza». Tanto Mariano como Lucía, como el resto de los ilustradores que han recreado el mundo de Goya en sus Caprichos, anhelan «una sociedad más generosa, más humana y, sobretodo, más justa, y es la Justicia, que no la generosidad, la que hace posible este libro», junto al esfuerzo, los derechos, el amor, el cariño y la reivindicación.
Escribiendo este prólogo, José Ramón Olalla se sentía muy Mariano y muy Lucía, aún sin conocerla, pues compartía con ellos «reivindicaciones e ilusiones» y aun la idea de que «todos somos discapacitados en algún momento de la vida o, lo que es lo mismo, todos estamos capacitados para vivirla».
Por su parte el autor confesó que escribía poesía desde muy joven, cuando en las clases le costaba seguir el ritmo del resto de los alumnos. Entonces se refugiaba en la poesía, en las palabras. Como no iba a ser de otra manera, el poeta canta en este libro a la vida, con serenidad y franqueza, a la amistad, que siempre da sin recibir nada a cambio, a la libertad, «quiero ser libre como el viento», a la belleza y al amor «quiero sentir y sembrar el amor más absoluto, / y no puedo». El poeta escribe en uno de los versos de este libro que «El cariño es afecto y el afecto es amor», amor que guarda mil caras y mil aristas, que el poeta señala y diferencia a cada una de ellas con un adjetivo que complementa a ese amor total. Libre, impetuoso, armonioso, brillante, indomable, lúgubre, insólito, claro, expresivo, agradable, insólito y paciente «como la verdad».
En otro poema, el poeta proclama la victoria del amor, tras una lucha feroz, con uñas y dientes: «Es hermoso como la paloma/ que vuela,/ tan grande como la luz/ y tan verdadero/ como la vida./ Lucha por él,/ vive por él/ no dejes que te lo arranquen./ Que siempre venza el amor». El amor renace como los campos en primavera. El amor es amargo, claro, refrescante, fructífero, bello, glorioso y puede quemar «como el fuego». Pero también puede ser una bola en llamas, una bola de nieve que corre por la ladera, cada vez más grande, más blanca y más desafiante. «Amor, amor/ que surca los cielos sembrando más amor,/ más justicia,/ más humanidad». Todos somos capaces de dar amor, de ofrecer nuestro tiempo y compartir nuestra pasión. El poeta canta con voz de caminante para que «el camino de la vida sea largo como un árbol florecido», para andar por él con amigos, con ilusión y sin demasiadas tristezas, y para que «el amor florezca como las amapolas en primavera/ e iluminemos los corazones con paz y amor».
Para el poeta la vida unas veces es hermosa y otras triste, pero frente al plegamiento y a la resignación, el poeta nos pide que la llenemos «de alegría/ con claridad, con amor, con esperanza». Siempre confianza y solidaridad. «No dejes que arranquen de ella/ tus pensamientos más puros:/ demos consuelo al afligido,/ ternura al que llora,/ amor al cansado».
El poeta también se siente un barquero cansado de remar a través de las aguas profundas y verdosas de un lago donde se reflejan los cielos de los días tristes y grises. Pero el poeta se aferra a la vida, como ocurre con los árboles en otoño, «que se aferran las raíces a la tierra/ para que el otoño no me arranque/ ni me deje desnudo:/ con nada vengo y sin nada me iré», sintiendo entonces «una sensación de verso y poesía».
El poeta también canta a su gente, a Amibil, donde ha encontrado amor, amistad, dulzura, solidaridad, respeto, amabilidad «y preocupación por el prójimo», sin imposiciones y sin barreras de ningún tipo. «Un fuerte sentimiento de creer en las personas,/ sobre todo en las más vulnerables». Una palpable «Demostración de la resistencia de la fragilidad:/ sacar la fuerza,/ de la alegría/ y un fuerte abrazo de unión,/ un luchar sin rendición:/ constancia,/ y el más puro sentimiento de superación/ y de corazón».
La Asociación de Minusválidos Bílbilis se constituyó allá por 1994, con el objetivo de mejorar la calidad de vida de sus asociados. Desde entonces es toda una realidad, en la que encontramos la pasión necesaria, la dedicación precisa y la generosidad más humana y desinteresada de unos padres que luchan y trabajan, convencidos de que están construyendo un mejor presente y un futuro todavía mejor para todas las personas discapacitadas.

Tras la lectura de algunos de los poemas del libro por el mismo autor, los ilustradores que han colaborado en este libro subieron al estrado, donde recibieron los aplausos y las felicitaciones de todos los asistentes. Una tarde de invierno convertida por la magia de las palabras y de los sentimientos en tarde de primavera. Como bien dice el poeta, que siempre venza el amor.