miércoles, 18 de diciembre de 2013

MIRADAS, presentación del libro de Jorge Miret

MIRADAS
Francisco Tobajas Gallego

            El pasado 5 de diciembre se presentó en el Museo de Calatayud un libro de fotografías de Jorge Miret Velilla, bajo el título de Miradas. El autor estuvo arropado por Manuel Micheto, Presidente del Centro de Estudios Bilbilitanos, Manuel Martín Bueno, Director del Museo de Calatayud, y José Verón, al que se le debe también el prólogo de este libro.



            Pepe Verón escribe con acierto en este prólogo que la fotografía es una forma de expresión, que el autor de este libro conoce y desarrolla con sutiliza y no menos pasión y sabiduría. El libro, que pertenece a la colección Calatayud en la fotografía, del Centro de Estudios Bilbilitanos, se compone de treinta y seis retratos en blanco y negro de destacados personajes bilbilitanos, sean de nacimiento o de adopción, aunque Martín Bueno se sienta también huermedino por derecho propio. Y eso le honra. Entre estos relevantes personajes fotografiados para la ocasión, no faltan los políticos o ex-políticos locales, los artistas y los deportistas, aunque tampoco se echan en faltan los cantantes, los músicos y los joteros. Todos ellos, fotografiados en su lugar de trabajo y a veces también vestidos de gala para la ocasión, componen este libro de miradas en plural, cada uno con la suya, diferente y diferenciadora, con sonrisa, media sonrisa o sin ella.

Alguien comentó con indudable acierto que el libro era un cruce de miradas fijas, precisas y personales, pero también podía considerarse como un laberinto de miradas, o mejor aún como una galería de miradas, cercanas y conocidas, de frente o de soslayo, que miran sin ningún miedo o con una pizca de vergüenza y rubor, y que perfilan la personalidad de cada fotografiado y nos sugieren a los espectadores un estado de ánimo, un pensamiento o una simple confidencia. Y las hay de todos los tipos y maneras. Fijándome solamente en los ojos las he encontrado lacónicas, desencantadas, concentradas, confiantes, serenas, coquetas, alegres, inocentes, tranquilas, delicadas, cómplices, dispuestas, femeninas, amigables, expectantes, académicas, apacibles, encandiladas, inquietas, sabias, profundas, incrédulas, desafiantes, tiernas, tristes, orgullosas, serias, resplandecientes, solemnes, curiosas, penetrantes, apacibles, pintorescas, agradecidas, electorales y maternales.


A estas diferentes miradas del retratado, el autor las acompaña con una imagen de Calatayud, que guarda una cierta relación con cada personaje, y con una frase que el fotografiado dejó escapar en la sesión de fotos o bien el fotógrafo la eligió con la mejor intención posible. Todas estas miradas juntas, ordenadas o desordenadas, según se mire, componen un libro de fotografías sugerente y muy cuidado, que nos muestra a Calatayud y a sus gentes con nuevas perspectivas y nuevas miradas, que dicen mucho y bien de Jorge Miret. Enhorabuena.

FAUSTINO SANCHO Y GIL (1850-1896) Notas para la biografía de un hombre ocupado y preocupado

Centro de Estudios Bilbilitanos

Jueves 19 de diciembre a las 20:00 horas en la Sala Multiusos del Ayuntamiento de Calatayud (Plaza de Costa, 14):

Presentación del libro

FAUSTINO SANCHO Y GIL (1850-1896)
Notas para la biografía de un hombre ocupado y preocupado

de

Francisco Tobajas Gallego

EL CAMINO ESPAÑOL Y LA LOGÍSTICA EN LA ÉPOCA DE LOS TERCIOS.APORTACIONES DE CALATAYUD Y COMARCA

Centro de Estudios Bilbilitanos
de la Institución “Fernando el Católico”

- Miércoles 18 de diciembre a las 20:30 horas en la Sala Multiusos del Palacio de la Comunidad de Calatayud:

PRESENTACIÓN DE LA PUBLICACIÓN

EL CAMINO ESPAÑOL Y LA LOGÍSTICA EN LA ÉPOCA DE LOS TERCIOS.APORTACIONES DE CALATAYUD Y COMARCA

Fernando Martínez Laínez y Víctor Javier Sánchez Tarradellas

lunes, 2 de diciembre de 2013

Presentación del libro Miradas de Jorge Miret Velilla

El próximo jueves, día 5 de diciembre, a las 20:30 horas, en el Museo de Calatayud se presentará el libro de fotografías "Miradas" de Jorge Miret Velilla.


jueves, 21 de noviembre de 2013

Presentación del libro "La pequeña llama"

LA PEQUEÑA LLAMA

Por: Francisco Tobajas Gallego

El pasado 17 de octubre se presentó en Calatayud el libro de poesía La pequeña llama, de la poeta melillense Nieves Muriel, ganador de la IV edición del Premio Internacional de Poesía José Verón Gormaz. Este premio, que se concede cada dos años, está patrocinado por el Ayuntamiento de Calatayud, el Centro de Estudios Bilbilitanos, la Diputación de Zaragoza y la UNED de Calatayud. Como reconoció Pilar Trell, Concejala de Cultura del Ayuntamiento de Calatayud, que hizo la presentación, este «galardón sitúa a la ciudad bilbilitana en una posición privilegiada en el panorama poético nacional e internacional». En aquella ocasión concurrieron un total de 212 originales, procedentes de España y de diversos países europeos y americanos. Tras una primera fase de selección, quedaron 21 finalistas. El jurado nombrado para la ocasión, acordó por unanimidad premiar La pequeña llama «por el aire limpio de su voz y por su hondura intencionadamente humilde, creadora de amplias emociones poéticas y humanas». Para el jurado se trataba de un «libro con encanto, que expresa un conjunto de sentimientos, ideas y reflexiones que son la realidad misma transformada en belleza».



La pequeña llama toma el título de unos versos de Juana de Ibarbourou, «que valoran la emoción de lo pequeño». Este libro entronca también con la lírica tradicional, con la cultura andalusí y árabe, y con la corriente feminista. En él los «poemas combinan acertadamente la sinceridad con cierta ingenuidad voluntaria para alcanzar la luz de la palabra y de la vida». En su presentación, José Verón destacó de este libro su naturalidad, su originalidad y su encanto. En la poesía de Nieves Muriel, como en la de Pepe Verón, también hay temas recurrentes, como el viento y el paso del tiempo.

La poeta todavía se encontraba un tanto incrédula por el premio conseguido, pero a la vez se sentía muy halagada por haberlo conseguido y muy agradecida a Calatayud, la ciudad que lo convocaba y se lo había otorgado. Recordaba su primer viaje a esta ciudad hace un año y su primera y grata impresión de Calatayud, que guardaba una cierta semejanza con su tierra melillense, un verdadero crisol de razas y culturas. Por todo aquello, aseguró emocionada, siempre se sentiría en deuda con esta ciudad de las torres y de las tres culturas.

La autora reconoce que escribió este libro, en la penumbra tocada de alegría, que escribía María Zambrano, «muy despacio en un cuaderno amarillo y así se le llamó durante un tiempo, mientras pasaba de mano en mano, acabado y a la espera de que le llegase su verdadero nombre». Y añade: «A este libro el nombre le llegó de aquel lado, en una playa llamada Mar Chica en la Bocana, frente a las llanuras de Bu Arg durante una estancia inolvidable, mientras releía a la querida María Zambrano y a Juana de Ibarbourou». Pero aquel libro del ayer, de un pasado todavía no tan lejano, veía ahora la luz en un tiempo distinto, en el ahora inmediato, que nos convocaba a todos a su renacimiento.

La poeta ama las cosas pequeñas, casi intrascendentes. El mundo da miedo, la enfermedad preocupa, el dinero puede que no llegue a cubrir las necesidades de todo un mes, las arañas torpes cruzan la mesa llena de papeles con mucha paciencia y diligencia, pero el mundo puede esperar todavía. Las cerezas robadas están aún ácidas, pero saben a fruta nueva y calman la impaciencia. Todavía es hoy y hay que aprovechar las horas  escribiendo en una mesa recién pintada o leyendo en una cama turca, con un fondo de coches y lavadoras automáticas, cantando una pequeña nana al viento del este y otra nana al viento del oeste, al viento que levanta las faldas, al viento que hace bailar a las palmeras, que levanta la tierra de las planicies resecas y se lleva el sombrero de palma hecho en Adouz, al viento que trae el olor y el murmullo del zoco de mujeres de Izemmouren en domingo, de las sandías y de las almendras de Berkhane, de los tomates de Trara, de las naranjas dulces, de los dátiles maduros, del té de media tarde, con el olor manso de las cabras y de los burros. A la brisa fresca que llega del mar que no tiene nombre, desde el puerto de Alhoicemas, al viento al que se cantan de memoria unos versos, que inclina los juncos y el espino, las jaras y la cola de caballo de las llanuras de Bu Arg, la cebada y los olivos milenarios. Al viento que roba el olor de los besos y de las rosas de abril por las calles, siguiendo el oscuro callejón del Ángel, tras las tapias del patio de las monjas. Al viento que se lleva en volandas las palabras, los nombres, los afanes y nos deja el recuerdo, la nostalgia y un poema que atesora un cuaderno de tapas azules o de tapas amarillas. Las mujeres cantan nanas al viento, mientras trabajan cantando, mientras viven cantando, vistiendo una vieja falda que se sabe la Aurora de María Zambrano de memoria, una falda azul que guarda secretos y remiendos, mientras los hombres lamen ombligos y dejan de hablar de la guerra mientras comen cordero un día de boda.

La poeta se retrata a sí misma como la mujer biológica más lenta de este lado del río. También nos dice que fue locuaz, infiel y desobediente y no llegaba a alcanzar «nunca las palabras». Es una mujer con todas las consecuencias y, sin dejar de serlo, puede ser mil o un millón de mujeres «superpuestas en otras dimensiones». La poeta busca «caminos con corazón y sin fuego, veredas desbrozadas y vueltas a cubrir por las sombras del miedo, sin miedo y sin palabras». Confiesa que le gustan las mujeres que no son como las rosas y los hombres, biológicamente hablando, que son como las rosas. «Tocarlos. Apretarlos. Sentir su pecho junto al mío y el latido del pájaro que duerme en sus pezones».

Las muchachas guardan sus secretos en el corazón, mientas hilvanan el bajo de una falda, mientras cantan al viento y a las olas del mar de Alborán, mientras se quitan las sandalias y la falda y esperan desnudas a sus amantes que regresan de Badis o de donde Abd-lkader, mientras la cebada de marzo se acuna con el viento de marzo, bajo el cielo de marzo, bajo la luna de marzo en el Rif, al borde de los bosques de algarrobos, donde corren los niños que una vez se quisieron. Pero el «tiempo de la dicha no perdura». Los abrazos se dieron, se compartieron y un buen día los amantes se fueron en un barco, cruzando el mar sin pasaporte. Sin embargo otros hombres y mujeres llegan todos los días a la frontera, se miran como si ya se conocieran, los ojos los delatan, pero las palabras que no se han pronunciado se convierten en versos y añoranzas. Tierra de frontera, tierra de paso de un mundo a otro, tierra de dioses ensimismados, tierra sin tierra frente a un mar que deslumbra. El cielo azul, el mar que cabe en una caracola, la luz que ciega, el aire caliente que arrastra una nube de polvo del desierto, las calles estrechas donde la vida pasa como las nubes, las canciones que cantan las mujeres desde que el mundo es mundo y esas pequeñas llamas que alumbran apenas unas horas de la noche, de las largas noches de los hombres. Poesía, señores, «Poesía puede ser cualquier cosa. Hay que ponerse las gafas de poeta y de mirar el mundo de otra manera». Modos y maneras. Dioptría y poesía.
Como despedida, la poeta recitó de memoria sus poemas al viento y se liberó completamente de ellos. Ya no eran suyos, ya no le pertenecían por completo, ya eran nuestros, ya eran de todos. Y entonces los pudimos leer cara al viento, en una tarde oscura que aún no era mañana.

Presentación del libro la Escultura Romanista en la Comunidad de Calatayud

LA ESCULTURA ROMANISTA EN LA COMARCA DE LA COMUNIDAD DE CALATAYUD Y SU ÁREA DE INFLUENCIA. 1589-1639

Por: Francisco Tobajas Gallego

El pasado 15 de octubre, coincidiendo con el día de la Patrona de la Comarca Comunidad de Calatayud, Santa Teresa de Jesús, tuvo lugar la presentación en la sede de la Comarca Comunidad de Calatayud del libro La escultura romanista en la Comarca de la Comunidad de Calatayud y su área de influencia. 1589-1639, de Jesús Criado Mainar. El autor estuvo acompañado por el Presidente del Centro de Estudios Bilbilitanos, Manuel Micheto, por el Presidente de la Comarca Comunidad de Calatayud, Fernando Vicén, por el Consejero de Cultura y Deportes, Fernando Duce, y por José Luis Cortés, asesor de Presidencia de la Comarca Comunidad de Calatayud. Jesús Criado Mainar, profesor de Historia del Arte en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Zaragoza, ha podido llevar a cabo este impresionante trabajo, gracias a la licencia sabática que el Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Zaragoza le concedió para el Curso Académico 2011-2012. El libro, que el autor dedica a la memoria de Agustín Sanmiguel y Ana Isabel Pétriz, ha sido editado conjuntamente por el Centro de Estudios Bilbilitanos y por la Comarca Comunidad de Calatayud.


El Concilio de Trento, celebrado entre 1545 y 1563, impulsó una revisión y reafirmación de los principales dogmas de fe del catolicismo, que dará lugar a la llamada Contrarreforma, que intentará frenar la reforma protestante. A finales del siglo XVI y comienzos del XVII se instalarían en Calatayud, cabeza de un extenso y rico arcedianado, varias órdenes religiosas, como los jesuitas, capuchinos, carmelitas descalzos, dominicos o agustinos descalzos. El arte religioso se convirtió entonces en una importante herramienta para el adoctrinamiento de los fieles. También el retablo escultórico deberá actualizarse a los nuevos tiempos. El punto de partida de esta nueva modalidad será el retablo de la catedral de Astorga, debido a Gaspar Becerra que, tras su larga estancia en Florencia y en Roma, volverá a España en 1557, incorporando una nueva manera de trabajar el retablo escultórico. Se basaba en una aplicación rigurosa de los principios de la arquitectura clásica, que ya había visto en varias obras de Miguel Ángel. Juan de Anchieta será el introductor de este nuevo lenguaje de Miguel Ángel en la escultura aragonesa. Esta nueva corriente romanista no se consolidaría en Aragón hasta los años noventa del siglo XVI. En Calatayud su referente será el escultor Pedro Martínez el Viejo, hijo de Juan Martín de Salamanca. En 1590 llegó a Calatayud el ensamblador Jaime Viñola, oriundo de Granollers, que aportó los nuevos modos miguelangescos. En este proceso de cambio, el retablo de San Clemente de La Muela será un eslabón fundamental. Este retablo parece ser anterior a la mayoría de obras llevadas a cabo en Zaragoza, Huesca o Tarazona, lo que indica la importancia de los talleres de Calatayud, que trabajaron en lo que es hoy Comarca Comunidad de Calatayud, Comarca del Aranda, Tarazona, Campo de Daroca y Jiloca, Albalate del Arzobispo y algunas poblaciones del obispado de Sigüenza, como Milmarcos y Luzón.

Este tardío desarrollo en Aragón del retablo escultórico romanista, dificultó la progresión del retablo escurialense, o última modalidad clasicista del Renacimiento.

Las autoridades religiosas bilbilitanas, cumpliendo los mandatos del Concilio de Trento, se esforzaron en divulgar los dogmas que rebatían los reformadores. De esta manera se dio mayor visibilidad al culto a la Eucaristía, con nuevas capillas sacramentales, alentado la fundación de cofradías de la Minerva y dando respaldo a los milagros eucarísticos, obrados en el Monasterio de Piedra, Paracuellos de Jiloca, La Vilueña y Aniñón. Apenas han llegado a nosotros arquetas para el Santísimo Sacramento el día del Jueves Santo, en cambio se han encontrado abundantes citas para la realización de peanas para procesionar al Sacramento el día del Corpus Christi. La Orden de Predicadores, asentada en Calatayud y en Gotor, extendió el rezo del Santo Rosario, con el apoyo de numerosas cofradías, alentando también la fundación de hermandades dedicadas al Dulce Nombre de Jesús. La Compañía de Jesús también se colocó, desde su fundación, bajo la protección del Nombre de Cristo. El Papa dominico Pío V proclamó en 1571 la fiesta del Rosario, al atribuir a este rezo y a la intercesión de la Virgen la victoria de la Santa Liga sobre la armada turca en el golfo de Lepanto, que confirmaría en 1573 Gregorio XIII. Los jesuitas propagaron el culto a San Ignacio y a San Francisco Javier. También se potenció el culto a los santos locales y a sus reliquias, como San Iñigo de Oña, San Pedro Bautista, San Millán, San Félix y Santa Regula, o San Pascual Bailón.

En 1592 las autoridades municipales de Calatayud pidieron a la corona que unificara las colegiatas de Santa María la Mayor, Santo Sepulcro y Santa María de la Peña, al objeto de fundar en Santa María una nueva diócesis. Este deseo parece que contaba con el beneplácito del obispo Cerbuna, que fallecería en Calatayud en 1597. En 1593 ya estaba en Calatayud el arquitecto Gaspar de Villaverde, que participará en la reforma del templo del Santo Sepulcro, en la desaparecida capilla de las dominicas y quizá en el diseño de Santa María la Mayor.

Otros asuntos tratados por los artistas romanistas serán el Tránsito de la Virgen, su Asunción a los cielos y su Coronación por la Trinidad, el culto a la Virgen de la cama, y al Cristo Crucificado. A finales del siglo XVI, dentro del ámbito de la escultura romanista, tuvo lugar una importante renovación de esta tipología, cuyo punto de partida es el Crucificado que corona el retablo mayor de la catedral de Astorga, atribuido ahora a Juan de Anchieta, que llevó a cabo otras versiones. Juan Martínez el Viejo debió conocer estas piezas y también el Cristo de Gracia, del retablo de Santa Engracia de Zaragoza, hoy en la parroquia de Pradilla de Ebro, pues existe una relación estrecha con los calvarios del retablo de la catedral de Tarazona y de la colegiata de Daroca, debidos a este importante escultor bilbilitano.

En la evolución del retablo romanista, el autor distingue tres etapas. La primera, que se desarrolla entre 1589 y 1612, coincide con la actividad de Pedro Martínez el Viejo y la llegada a Calatayud de Jaime Viñola, y con el inicio del retablo mayor de la parroquia de San Clemente de La Muela. A estos dos artistas se debe el retablo mayor de la catedral de Santa María de la Huerta de Tarazona, costeado por el obispo fray Diego de Yepes. Este encargo «acredita tanto la supremacía a nivel diocesano de los talleres de la ciudad del Jalón como el considerable prestigio de que gozaban estos dos artífices». La segunda etapa, hacia 1612-1614, coincide con el retablo de Santa María la Mayor, que se encargó a Jaime Viñola y al escultor Pedro de Jáuregui, yerno de Pedro Martínez el Viejo, que debió fallecer a finales de 1609 o primeros de 1610. La tercera etapa comienza en los años veinte y tiene su colofón entre 1637 y 1639, fechas en que se materializa el retablo de la parroquia de Milmarcos.

A partir de los años veinte aparece una nueva generación de artistas, como el ensamblador Antonio Bastida, yerno de Viñola, el escultor Bernardino Vililla, que se había formado con Jáuregui, o el ensamblador Pedro Virto, que colaboraría estrechamente con los anteriores. Por estos años veinte, que marca el inicio de esta tercera etapa, se llevarían a cabo los retablos de la colegial del Santo Sepulcro de Calatayud, con el patrocinio del prior Juan de Rebolledo y Palafox.

Después de tratar la evolución del retablo romanista, el autor añade unas interesantes y bien documentadas notas biográficas de los más importantes artistas bilbilitanos. Pedro Martínez el Viejo tenía su sede en la parroquia de San Andrés de Calatayud. Colaboraría con el ensamblador Jaime Viñola y con los pintores Miguel Celaya, Francisco Ruiseco y Francisco Florén. Su hijo, Pedro Martínez el Joven, continuaría con la tradición familiar.

Lope García de Tejada formó parte del taller de Juan Martín de Salamanca, que ejecutó el retablo de la parroquial de Valtierra, a partir de septiembre de 1577. Aunque aparece documentado como mazonero, parece ser que era escultor, especializado en imágenes de bulto.

Jaime Viñola, natural de Granollers, será el ensamblador más importante en los talleres romanistas bilbilitanos. Se estableció en la Rúa, parroquia de San Pedro de los Francos. A partir de 1620 establecería una estrecha relación personal y profesional con el ensamblador Antonio Bastida, llegado de Sangüesa, que casaría con su hija. Pertenecería a este mismo taller el mazonero Pedro Virto, que luego se independizaría. Jaime Viñola colaboró primeramente con los escultores Pedro de Jáuregui y Pedro Martínez, y con el pintor Francisco Florén. Al final de su carrera compartió trabajos con el escultor Francisco del Condado, oriundo de Ateca.

Pedro de Jáuregui casó con una de las hijas de Pedro Martínez el Viejo, y a la muerte de su suegro, se hizo cargo de su taller. Bernardino Vililla destacó como escultor en las décadas centrales del siglo XVII.

Este libro, con numerosas y excelentes fotografías a color, recoge también una exhaustiva bibliografía sobre el tema tratado, un no menos interesante apéndice documental, un listado de ilustraciones y dos índices, uno de artistas y otro de lugares y piezas.

viernes, 24 de mayo de 2013

José Luis Corral, nuevo consejero del CEB

Al finalizar la presentación del folleto "En Calatayud empezó todo" del profesor José Luis Corral, el presidente del Centro de Estudios Bilbilitanos, Manuel Micheto, hizo entrega al Sr. Corral de la credencial que le acredita como consejero del CEB y le impuso la insignia del Centro. La colaboración de José Luis Corral Lafuente con Calatayud en general y con el CEB  en particular ha sido constante y generosa. El nuevo reafirmó su disposición a seguir trabajando por Calatayud y por el Centro de Estudios Bilbilitanos.


EN CALATAYUD EMPEZÓ TODO


Francisco Tobajas Gallego

            El pasado 16 de mayo se presentó en Calatayud un curioso e interesante folleto, debido al profesor José Luis Corral, con largo título: En Calatayud empezó todo. El Parlamento de 1411. Origen del Compromiso, que ha sido editado por el Centro de Estudios Bilbilitanos.

            El 31 de mayo de 1410 el rey Martín I muere en el monasterio de Valdoncellas de Barcelona sin heredero. Sin rey, la unidad de los Estados que componen la Corona de Aragón está en peligro. Por ello cada uno de los Estados se pondrá manos a la obra para resolver esta difícil sucesión dinástica. En Aragón el Papa Luna tomará la iniciativa para evitar el desgobierno. En el verano de 1410, los catalanes serán convocados por su gobernador general a un parlamento en Montblanc el 10 de septiembre, que se traslada más tarde a Barcelona. En él, los catalanes manifestarán su intención de mantener la unidad de la Corona de Aragón, enviando embajadores a Aragón y Valencia para procurar un acuerdo.

De los candidatos a suceder a Martín I, los catalanes apoyaban a Jaime de Urgel y los aragoneses al príncipe castellano Fernando de Trastámara. Los valencianos estaban divididos y no tenían un candidato definido. Fernando de Trastámara, que acaba de reconquistar Antequera, cuenta con el importante apoyo del Papa Luna. Por su parte Jaime de Urgel se autoproclamará legítimo sucesor de Martín I, levantándose en armas para defender sus derechos. En Aragón cuenta con el apoyo del noble Antonio de Luna, pues la familia de los Urrea, sus rivales, apoyan al infante castellano Fernando de Trastámara.


            En 1411 y ante la confusión existente en el reino de Aragón, el gobernador y lugarteniente del reino de Aragón, don Gil Ruiz de Lahori, y el Justicia Mayor de Aragón, don Juan Jiménez Cerdán, convocan a los aragoneses a un parlamento a celebrar en Calatayud, en donde se ha de decidir el procedimiento para la elección del nuevo rey. El Papa Luna favorecerá la elección de Calatayud por varios motivos, también por querencia personal. Además, la ciudad tiene capacidad para acoger estas y otras reuniones, como son las Cortes del reino, y es frontera con Castilla, de donde es el candidato apoyado por Benedicto XIII. Con ello, Calatayud se convertirá en el centro político del reino de Aragón y aun de toda la Corona.

A principios del siglo XV, Calatayud cuenta con una población cercana a los 7.000 habitantes. Tras la Guerra de los Dos Pedros, en la que Calatayud fue sometida a cuatro meses de asedio con bombardeos de bolaños y otros proyectiles, antes de ser ocupada por las tropas castellanas de 1362 a 1366, la ciudad deberá hacer frente a una costosa reparación de sus murallas y defensas. En 1410 ya se han reconstruido los castillos de la Peña, el Mayor y el Real, además de las puertas de la ciudad  y los muros del barrio del Santo Sepulcro. Calatayud se ha recuperado lentamente de las crisis producidas por las epidemias de la peste y de la guerra con Castilla. En 1379 los Sayas y los Liñán habían firmado un pacto por el que ponían fin a un siglo de enfrentamientos, aunque en el invierno de 1410 las dos familias más poderosas de la ciudad retomarán sus antiguas peleas y litigios. Los Liñán apoyaban a Jaime de Urgel, buscando la ayuda de Antón de Luna para echar de la ciudad a los Sayas, que acabarán saliendo victoriosos. La  tregua entre las dos familias se firmará en el monasterio de Santa Clara de Calatayud, donde era abadesa doña Contesina de Luna, hermana de Benedicto XIII.

            Benedicto XIII, de acuerdo con el gobernador y el Justicia Mayor de Aragón, decide acelerar el proceso para la elección de un nuevo rey y el 20 de enero de 1411 se convoca con carácter de urgencia un parlamento en Calatayud, al que califican como Parlamento general. Los nuncios catalanes llegan el día 1 de febrero. El día 7 lo hacen el gobernador y el Justicia de Aragón y el 8 se constituye el Parlamento de Calatayud, que presidirán el gobernador y el Justicia Mayor de Aragón en la iglesia de San Pedro de los Francos.
            A esto, Antonio de Luna se dirige a Calatayud con gente de armas, con la intención de tomar los tres castillos del recinto amurallado. A tres millas de la ciudad acampan. El gobernador de Aragón manda cerrar las puertas de la ciudad, para garantizar la libertad de decisión de los parlamentarios. Los vecinos de la ciudad forman patrullas armadas para garantizar el orden público y defender los principales puntos del recinto amurallado. Desde los campanarios los vigías observan, para avisar a la ciudad de cualquier movimiento de tropas.

            Los embajadores de Cataluña abandonan la ciudad para entrevistarse con Antonio de Luna, consiguiendo que sus tropas se retiren de los alrededores de Calatayud. Sin la amenaza de estas tropas, el parlamento de Calatayud continúa con sus deliberaciones. Su presidente propone la elección de nueve personas para que preparen la celebración de un Parlamento general de toda la Corona de Aragón, donde se resuelva el derecho a la sucesión al trono. Los elegidos representarán a los cuatro brazos presentes en las Cortes de Aragón: brazo eclesiástico, nobles, caballeros e infanzones, y universidades. En total ocho, más el jurista Berenguer de Bardaxi, elegido por acuerdo de todos. Los valencianos enviarán también a dos embajadores.

            Durante los meses de febrero, marzo, abril y mayo, las negociaciones de los parlamentarios se suceden. Los cuatro brazos se reúnen por separado antes de las sesiones plenarias, en las que no consiguen acordar nada en concreto. El arzobispo de Zaragoza, García Fernández de Heredia, pacta con los embajadores de Valencia y Cataluña celebrar un Parlamento general de los tres estados donde se elija al nuevo rey. Pero el 28 de mayo se produce un grave desencuentro entre los nueve parlamentarios aragoneses, reunidos en el palacio episcopal de Calatayud. El obispo de Tarazona se opone a que el futuro Parlamento general lo presida un representante de Cataluña. El 31 de mayo el Parlamento celebra su última sesión y el día 1 de junio se despiden y clausuran aquel primer encuentro. Esa misma mañana se decide que Aragón, Valencia y Cataluña celebren sendos parlamentos por separado, pero nada se aprueba de la convocatoria de un Parlamento general de los tres Estados. Todos parten de Calatayud. El arzobispo de Zaragoza será interceptado y asesinado en los alrededores de La Almunia por hombres de Antonio de Luna.

            Tras el Parlamento de Calatayud, los delegados aragoneses volverán a reunirse en Alcañiz, donde en febrero de 1412 celebrarán la Concordia que conducirá a la aprobación del procedimiento de elección del nuevo rey de la Corona. Los valencianos se reunirán en Morella y los catalanes de Tortosa. Los aragoneses, pecando esta vez de soberbia, proclamaron que si no se llegaba a ningún acuerdo, Aragón decidiría el nuevo rey, «como cabeza de los otros reinos y tierras de la real Corona de Aragón».

            En junio de 1412, los nueve compromisarios, tres por cada uno de los tres reinos y estados, se reunirán en la villa de Caspe, donde decidirán por mayoría absoluta de seis votos que Fernando de Antequera sea rey de la Corona de Aragón. Los cronistas dirán de aquello que fue «el mayor asunto jamás acometido por los hombres de letras para determinar una causa por la vía del derecho y la Justicia».

            En febrero de 1414 Fernando de Antequera será coronado rey de la Corona de Aragón en La Seo de Zaragoza. José Luis Corral escribe: «Por primera vez en la historia de la humanidad, miembros de tres territorios soberanos  (Aragón, Cataluña y Valencia), sumidos en una enorme crisis dinástica y sucesoria, decidieron seguir juntos, elegir a un monarca en común y hacerlo mediante un arbitraje pactado cuyo veredicto, fuera el que fuese, se comprometieron a asumir todas las partes». Todo aquel largo proceso, que culminaría en el Compromiso de Caspe, comenzó en la ciudad de Calatayud en febrero de 1411.

            Al final de acto, el presidente del Centro de Estudios Bilbilitanos, Manuel Micheto, impuso la insignia del Centro al nuevo consejero José Luis Corral Lafuente, que confirmó su disposición a seguir trabajando por Calatayud y por el Centro de Estudios Bilbilitanos, como viene haciendo ya desde hace largos años.

La sopa de los conventos




Ya está en red la "Sopa de los conventos", de Vicente de La Fuente. Aunque la novedad editorial en la red se anunciará en breve, damos esta primicia. Podéis descargar el libro en http://ifc.dpz.es/publicaciones/ver/id/3281.

jueves, 16 de mayo de 2013

En Calatayud empezó todo

El jueves 16 de mayo, a las 20 horas, en el salón del actos del Ayuntamiento, el profesor José Luis Corral Lafuente presentará la publicación "En Calatayud empezó todo" que trata el origen del Compromiso de Caspe.

En el transcurso del acto, D. José Luis Corral Lafuente será investido como consejero del Centro de Estudios Bilbilitanos.

jueves, 21 de marzo de 2013

Pregón de Semana Santa



El Centro de Estudios Bilbilitanos, de la Institución “Fernando el Católico”, se complace en invitarle al

PREGÓN DE SEMANA SANTA 2013
que pronunciado por:
D. Gonzalo Sánchez Urbón

Excmo. Sr. General Director de la ACLOG




tendrá lugar en la iglesia de San Juan el Real, el viernes día 22
de marzo a las 20:30 horas y al 
Concierto Sacro
que a continuación interpretará la


CORAL BILBILITANA
y la
BANDA MUNICIPAL DE MÚSICA
 “PASCUAL MARQUINA” 

dirigidas por D. José Antonio Doñágueda

FRAGMENTOS MUSICALES INTERPRETADOS AL ÓRGANO por:

D. Santiago Beltrán

           

CALATAYUD 2013